Hace más de 50 años, Lluís Espelt y Quimeta Garriga, una pareja de campesinos de Pau, detectaron que el sector agrícola y ganadero de la zona tenía unas necesidades que no acababa de cubrir nadie. Con pocos recursos y una gran dosis de valentía crearon SAIGA, que en un primer momento se situó en Figueres, en la pequeña tienda que todavía hoy ocupa la empresa para dar servicio al pequeño consumidor.
Con el tiempo, SAIGA fue creciendo y ampliando su catálogo de productos y servicios. Con su hijo Damià al frente, la empresa ya no solo ofrecía productos para la agricultura y la ganadería, sino que fue incorporando los proyectos de riego y la construcción de invernaderos, entre otros.
Actualmente, con tres delegaciones repartidas por el territorio catalán y una nueva generación al frente de la empresa, SAIGA continúa participando en el desarrollo de la agricultura, con la intención de ofrecer un producto que repercuta de manera positiva en la economía rural y el medio ambiente.