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8 agosto 2023
OBRA CIVIL Y AGUA

Aprovechamiento de aguas pluviales. Ventajas y usos reales

Antes de llevar a cabo una instalación para la captación de agua de lluvia debe tenerse claro el uso que se quiere realizar y la inversión que requerirá la infraestructura para que sea útil.

La sequía de los últimos meses nos ha puesto en alerta ante una problemática que lleva años amenazando con impactar de forma devastadora en la agricultura, el suministro de agua potable, el medio ambiente y la economía. En estos momentos, más que nunca, el uso eficiente del agua es el principal objetivo de toda instalación hidráulica sea profesional o particular. Es necesario actualizar y mantener infraestructuras que puedan mejorar la gestión y distribución del agua permitiendo así aumentar el aprovechamiento de recursos. Desde Saiga apostamos firmemente por estas instalaciones en las que estamos especializados desde hace años. En otras ocasiones, hemos hablado de sistemas de riego automatizados, depósitos de almacenamiento de agua o balsas de acumulación para regadío, que van en esa línea de ahorro. Por otra parte, trabajamos para buscar soluciones a las demandas de nuestros clientes. En este sentido, existe un tema recurrente como es el aprovechamiento de aguas pluviales en el que nos gustaría profundizar, para esclarecer cuáles son las ventajas reales que nos puede aportar y cuál es la inversión que hay que hacer para un sistema de captación lo más adecuado y eficiente posible.

La mayoría de instalaciones de recolección de agua de lluvia de los tejados se llevan a cabo con el objetivo de reaprovechar el agua para la jardinería, pero aparte de este uso, existen otros como el uso por llenado de cisternas de los inodoros, el rellenado de piscinas y estanques, la recarga de los acuíferos o el abastecimiento de depósitos para el control de incendios.

Por lo que respecta a las instalaciones domésticas, encontramos opciones muy sencillas y económicas que nos permitirán regar las plantas de casa o lavar el coche, sin consumir agua potable. Un sistema de este tipo se puede llevar a cabo a partir de la canalización a través del tejado donde será necesario instalar canales para dirigir el agua al depósito de recolección que debería tener una capacidad mínima de 1.000 L. Por sacar el agua tenemos la opción de colocar un grifo en el mismo depósito para llenar la regadera o, si lo que queremos es utilizar el agua para lavar el coche, conectar la hidrolimpiadora, en caso de que ésta no necesite presión.

Si se dispone de un riego gota a gota en el jardín, será necesario que el depósito esté elevado para aprovechar la gravedad, que nos dará la presión suficiente y conectar el sistema de riego por goteo. Si no existe la posibilidad de levantar el depósito, será necesario hacer uso de una bomba hidráulica, aunque sea de poca potencia. Siempre debemos tener en cuenta, pero la superficie a regar y la necesidad hídrica de las especies que tenemos plantadas, porque, dependiendo de ello, veremos si es adecuado o no dotarnos de una infraestructura de este tipo.
Otras opciones de reaprovechamiento de agua de lluvia para viviendas, como la de llenar las cisternas del inodoro, también requerirán un sistema de bombeo del agua y una instalación más compleja en el interior del edificio.

Entre otros usos que hemos nombrado antes, podemos distinguir los que hacen referencia a instalaciones de grandes capacidades, como es el caso del riego de zonas ajardinadas y de espacios verdes públicos, debido a que la cantidad de agua a almacenar es considerable y requieren depósitos de grandes dimensiones con capacidades a partir de hasta 250.000 litros, como las cisternas flexibles cerradas de poliéster, cubiertas con PVC o de PU o las balsas de polietileno electrosoldado; con sistemas más complejos de filtración y bombeo del agua para su suministro. En este caso, estaríamos hablando de instalaciones profesionales con mayores gastos.

Es importante, antes de realizar un montaje de este tipo, valorar cuál es el patrón de lluvias en nuestro territorio. Está por ver cuál es la incidencia en el lugar concreto de la instalación para justificar la inversión desde una perspectiva económica.