Cuando tenemos un problema de alguna plaga o enfermedad que afecta a nuestras plantas, a menudo podemos recurrir a productos que tengan un efecto insecticida (para combatir insectos), fungicidas (para combatir hongos) o herbicidas (para controlar malas hierbas). Estos productos pueden ser productos fitosanitarios o medios alternativos, a los que deberíamos dar preferencia.

Algunos de los medios alternativos disponibles en el mercado son:

• Trampas que capturan insectos o feromonas que evitan que se reproduzcan

• Algunos abonos con efecto sobre hongos

• Bioestimulantes que ayudan a que las plantas sean más valientes y menos propensas a enfermar

• Sustancias básicas que son productos naturales de bajo riesgo como el purín de ortiga, la cola de caballo y que tienen efecto sobre plagas y enfermedades.

También es muy interesante el papel que pueden jugar los enemigos naturales en el control de plagas que afectan a nuestras plantas, ya sean los que pueden aparecer de manera natural y espontánea o los que se comercializan y liberan expresamente.

Si con los medios alternativos no podemos solucionar el problema, podemos recurrir a productos fitosanitarios, que suelen ser sustancias de origen más químico.

Todos los productos fitosanitarios están inscritos en el registro oficial de productos fitosanitarios, y en sus etiquetas se especifican todas las condiciones de uso (dosis, para qué problemas son, para qué plantas, medidas de precaución, etc.)

Los productos fitosanitarios se diferencian entre productos profesionales, que requieren una formación y acreditación para poder utilizarlos y suelen venderse en envases grandes, y productos fitosanitarios no profesionales o de jardinería exterior doméstica, que no requieren ninguna formación ni acreditación para hacerlos servir, pero que se comercializan en unos envases con capacidades limitadas.

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